miguel ángel serrano
                  Nací y viví en  Temuco hasta los dieciocho años. Siempre intrigado por las potentes y profundas  fuerzas de la totalidad cuerpo/mente, el arte y la espiritualidad, inicié  estudios de música con mi padre, me adherí a la inspiración espiritual de mi  madre y luego seguí el camino de la danza por el que ya viajaban otros de mi  familia.
                    Con el término de  mi adolescencia, dejé atrás la música y la tenue fantasía infantil del  sacerdocio, para transformarme en bailarín clásico. Durante diez años fui  primer bailarín en el Ballet de Santiago del Teatro Municipal en Chile…una  historia de aprendizaje, tan dura como bella.
                    En paralelo,  estudié Psicología, luego ayudé a otros en su formación, me especialicé en  Psicología Transpersonal y evaluación psicológica, amplié mis horizontes  formándome como Numerólogo Tántrico, Terapeuta Floral, Hay Teacher y como  Shihan en Gendai Reiki Ho. Desde entonces atiendo personas y “personitas” que necesitan  sanar su alma utilizando el malestar o la enfermedad como señal que indica  aquello que necesita repararse, crecer y ser aceptado en el presente.
                    Desde el año 2009,  junto a mi esposa y colega Guru Raj Kaur hemos creado VivirPresente VP, centro  de terapia y formación, en donde se reúnen todas nuestras fuerzas para formar  terapeutas conscientes, entregar atención psicológica en paralelo con la  medicina vibracional y ayudar a quienes necesiten sanar por medio de la  exploración de su mundo interno y la armonización de su vida en pos de una  consciencia simple y nueva.
                    Con más de cuatro  décadas sobre el planeta, la vida me ha permitido tener un abanico de  experiencias diversas, desde la paternidad, los escenarios, la enfermedad y la  sanación, la terapéutica, el liderazgo, etc; he aprendido a vivir presente y a  dejar que sea mi cuerpo el que me indique el camino, mi cuerpo, sabio y  silencioso, ha vivido su propia vida cósmica, y hoy, al  permitirme  sentirlo sin peros, puedo estar, me guste o no, al ritmo del universo,  poniendo  toda mi oscuridad y brillo al servicio simple del bendito acto de ayudar a  sanar.
                    Un todo simple e  indescriptible transcurre, minuto a minuto, en esta nave corporal que viaja  danzante por el presente infinito y ahora mi cuerpo dice: “Sí, comparte”.
                  Un servidor.